El Obsesionado con el RX: El Personaje del Box que Vive por y para la Pizarra 🏋️🔥

  • Publicación de la entrada:29 de agosto de 2025
  • Categoría de la entrada:Personajes del CrossFit
  • Tiempo de lectura:6 minutos de lectura

Todos los boxes de CrossFit tienen su fauna particular. Están los que llegan tarde, los que hacen trampas con las reps, los que se pasan más tiempo estirando que entrenando… y, por supuesto, el obsesionado con el RX. Ese atleta que, aunque el WOD pida levantar lo mismo que Thor en “Ragnarok”, se negará a escalar. Para él, la palabra “scaled” es sinónimo de derrota personal. Su vida gira en torno a dos letras: RX.

En este artículo vamos a profundizar en quién es este personaje tan entrañable y cabezota, cómo reconocerlo, qué frases típicas suelta, cómo se comporta en un WOD y qué aporta realmente a la comunidad. Porque aunque a veces nos haga rodar los ojos, lo cierto es que su obsesión también nos motiva.

Quién es el Obsesionado con el RX

El RX lover (como algunos lo llaman) es ese atleta que vive por y para completar cada entrenamiento con los pesos y movimientos exactos que dicta la pizarra, sin importar las consecuencias. Aunque acabe el último, aunque tarde media hora más que los demás, aunque su técnica se resienta… lo importante es poder poner esas dos letras mágicas al lado de su nombre.

El RX se ha convertido en su medalla, su bandera y su gasolina. Mientras otros celebran mejorar su tiempo o completar un movimiento nuevo, él celebra haberlo hecho RX. Incluso si tardó tanto que el coach ya estaba recogiendo las barras.

Cómo reconocer al Obsesionado con el RX

No hace falta ser Sherlock Holmes para detectarlo. Algunas señales infalibles:

  • Pregunta lo mismo en cada briefing: “¿El RX cuánto es?”.
  • Mira la pizarra con ojos de halcón para asegurarse de que no se le escapa el peso o estándar.
  • Si el WOD incluye chest-to-bar y él apenas domina el pull-up estricto, lo intentará igual.
  • Se niega a coger un balón de 6 kg si el estándar dice 9.
  • Aunque haya opciones escaladas perfectas para él, nunca las elige: para este personaje, “escalar” = “fracasar”.

Frases típicas del obsesionado con el RX

En cada box circulan frases míticas que todos reconocemos. Aquí algunas del “diccionario RX”:

  • “Si no es RX, no cuenta.”
  • “Escalar es de flojos.”
  • “Prefiero tardar 40 minutos, pero RX.”
  • “¿Cuánto es el peso? Ah, pues con eso voy.”
  • “Yo voy RX… luego ya si termino es otra cosa.”

Cómo actúa en un WOD

La magia del RX lover se despliega en su máximo esplendor cuando empieza el reloj. Vamos a ver cómo se comporta en algunos WODs clásicos:

Fran (21-15-9 de thrusters y pull-ups)

Si el peso RX son 43/30 kg, el obsesionado con el RX cargará con eso aunque su PR de thruster sea 45. Resultado: en lugar de sets de 21, hará singles desde la primera repetición. Y aunque tarde 15 minutos en un WOD diseñado para durar 5, saldrá del box orgulloso: “Lo hice RX”.

Murph (1 milla + 100 pull-ups + 200 push-ups + 300 air squats + 1 milla)

Aunque se recomiende escalar volumen, él se lanza al RX como un kamikaze. A los 20 pull-ups ya está pensando que quizá fue mala idea, pero no retrocede.

Grace (30 Clean & Jerk for time)

Aunque la recomendación del coach sea escalar peso para velocidad, él carga los 60/42,5 kg porque “si no, no es Grace de verdad”. Termina en el doble de tiempo… pero con esa sonrisa de orgullo.

Situaciones típicas con el RX Lover

  1. En el calentamiento: mientras todos prueban pesos escalados, él ya está cargando los discos exactos del RX.
  2. Durante el WOD: se queda parado más tiempo que entrenando, pero siempre con el mismo peso.
  3. Al final: tarda el doble, pero lo celebra como si hubiera ganado los CrossFit Games.
  4. En la app del box: no sube el tiempo, solo escribe: “RX ✅”.

Pros de tener un obsesionado con el RX en tu box

  • Motiva a otros: su empeño hace que más de uno se anime a intentar RX.
  • Crea buen rollo: sus frases y gestos son material de chistes internos.
  • Es ejemplo de constancia: nunca se rinde, aunque el WOD sea imposible para él.
  • Eleva el nivel: te empuja a subir tus estándares (aunque sea a tu ritmo).

Contras de entrenar con él

  • Puede ralentizar clases si insiste en pesos imposibles.
  • Su técnica a veces se resiente por priorizar el estándar antes que la calidad.
  • Puede frustrarse más de la cuenta si no consigue acabar.
  • A veces genera una falsa idea: que escalar es “menos válido”.

Lo que secretamente le envidiamos

Aunque nos riamos, todos envidiamos en parte a este personaje. Su cabezonería es también una virtud: se atreve a intentar cosas que otros ni considerarían. Su ambición le empuja a progresar y, aunque a veces se estrelle, otras logra PRs inesperados solo por no aceptar escalar.

Consejos para convivir con un RX Lover

  1. Déjalo ser: no intentes convencerlo de escalar, es una batalla perdida.
  2. Apláudelo: celebra su esfuerzo aunque haya tardado media hora más.
  3. Aprende de él: su determinación puede motivarte.
  4. Enséñale equilibrio: con paciencia, puedes mostrarle que escalar también es entrenar con inteligencia.

El obsesionado con el RX y la comunidad

En el fondo, este personaje aporta chispa al box. Sus gestos, frases y “hazañas” son parte de la cultura compartida. Sin él, las clases serían más monótonas. Cada vez que alguien dice “yo voy RX” con cara de sufrimiento, las risas y los ánimos están asegurados.

Lecciones que podemos aprender del RX Lover

  • La ambición es buena, siempre que se combine con inteligencia.
  • El ego puede ser un motor, pero también un freno si no se controla.
  • Escalar no es rendirse: es entrenar para progresar a largo plazo.
  • Todos los caminos valen: tanto el que va RX como el que escala, lo importante es moverse y mejorar.

El obsesionado con el RX es ese personaje que nos hace rodar los ojos, pero también nos arranca sonrisas. Sí, a veces peca de cabezón, pero su determinación es un recordatorio de que en CrossFit cada uno tiene sus motivaciones. Para él, son esas dos letras en la pizarra; para otros, es terminar un WOD, levantar más que ayer o simplemente disfrutar.

Así que la próxima vez que lo veas cargar discos imposibles o pelear con un movimiento que aún no domina, no lo critiques: celébralo. Porque gracias a él, el box es más divertido y todos tenemos una anécdota que contar en la cena post-entreno.